El mareo perceptual postural persistente es una sensación continua de inestabilidad que no se explica por una alteración física evidente, pero que te hace sentir como si el suelo se moviese bajo tus pies.
A veces notas que todo se tambalea, que caminar en la calle o estar en espacios con mucho estímulo visual te sobrepasa, aunque los estudios médicos digan que todo está bien.
Este tipo de mareo interfiere con tu rutina y genera muchas dudas.
Desde CIO Salud hoy quiero explicarte qué es exactamente este trastorno, por qué ocurre, cómo se diagnostica y qué opciones existen para ayudarte a mejorar tu equilibrio y sentirte más seguro en tu día a día.
Cómo impacta el mareo perceptual postural persistente en tu día a día
Vivir con mareo perceptual postural persistente no significa únicamente sentirte inestable, es convivir con una incomodidad constante que interfiere en tareas que antes hacías sin pensar: caminar por la calle, mirar una pantalla o simplemente estar de pie en una cola.
Esa sensación de que todo se mueve o de que vas “a cámara lenta” te obliga a adaptarte sin que los demás lo vean, pero tú sí lo sientes todo el tiempo.
Limitaciones comunes en la rutina diaria
Este tipo de mareo puede hacer que planifiques cada paso con más cuidado. Tal vez evites ir a lugares con mucho movimiento, como centros comerciales o estaciones.
Quizá dejes de conducir por precaución o te cueste mantener el ritmo en el trabajo, sobre todo si hay que moverse rápido o concentrarse en entornos visualmente cargados.
Algunos pacientes me explican que se agarran discretamente a los muebles en casa o que caminan por la calle buscando puntos de apoyo, aunque no haya una pérdida de equilibrio real.
Es agotador tener que compensar constantemente una inestabilidad que los demás no perciben.
La sensación de inestabilidad constante también puede alterar tu postura. Inconscientemente, cambias la forma de caminar o de colocarte de pie, lo que genera tensión en otras partes del cuerpo, sobre todo en cuello, espalda y hombros.
Y a eso hay que sumarle el cansancio mental de mantener siempre el foco en no perder el control.
Situación cotidiana | Impacto en el día a día |
Evitas lugares con mucho movimiento | Limitas actividades sociales o de ocio |
Dejas de conducir por precaución | Pierdes independencia en desplazamientos |
Dificultad para seguir el ritmo laboral | Te sientes menos productivo o inseguro en el trabajo |
Te apoyas en muebles u objetos al caminar | Necesitas puntos de apoyo aunque no pierdas el equilibrio |
Modificas tu postura sin darte cuenta | Cambios en la marcha y equilibrio corporal |
Tensión acumulada en cuello, espalda y hombros | Dolores musculares por compensación postural |
Fatiga mental por mantener el control constante | Agotamiento y dificultad para concentrarte |

Consecuencias en el plano emocional y social
El mareo perceptual postural persistente no afecta solo al cuerpo. Termina influyendo también en tu ánimo, en tu seguridad y en cómo te relacionas.
Si evitas ciertos espacios, si te cuesta explicar lo que sientes porque en las pruebas todo sale “normal”, o si te has vuelto más irritable o reservado sin darte cuenta, es completamente comprensible.
Muchos pacientes nos cuentan que dejan de hacer planes con amigos o familiares por miedo a marearse en medio de una cena, un paseo o un evento social.
Esa incertidumbre hace que vivas con una tensión constante, como si tuvieras que calcular tu energía o anticipar cada movimiento.
Todo esto puede generar ansiedad, frustración e incluso síntomas depresivos si no se atiende como es debido.
No porque el mareo sea grave en términos médicos, sino porque altera tu sensación de control sobre el cuerpo y el entorno.
La buena noticia es que sí hay formas de mejorar tu calidad de vida, de recuperar tu seguridad y de convivir con el mareo desde otro lugar.
La clave está en trabajar el cuerpo, pero también en ayudarte a cambiar la forma en la que tu cerebro interpreta esa sensación. Y en eso, podemos acompañarte paso a paso.
Factores que pueden agravar el PPPD si no se detectan a tiempo
Cuando el mareo perceptual postural persistente no se identifica pronto o no se trata de forma adecuada, hay ciertos estímulos y comportamientos que pueden intensificar los síntomas sin que tú lo relaciones directamente.
No es que empeore el problema estructural, sino que el cerebro se habitúa a interpretar mal lo que recibe del entorno y de tu propio cuerpo. Y cuanto más tiempo pasa, más le cuesta salir de ese patrón.
1. Estímulos visuales y auditivos excesivos
Uno de los factores que más sobrecarga al sistema es la exposición a ambientes con muchos estímulos visuales o auditivos. Espacios con luces brillantes, pantallas en movimiento, ruidos constantes o multitudes pueden disparar la sensación de inestabilidad aunque físicamente estés bien.
Esto ocurre porque en el mareo perceptual postural persistente, tu cerebro se vuelve especialmente sensible al exceso de información sensorial.
En lugar de procesarla y adaptarse, se bloquea, lo que se traduce en más mareo, más cansancio visual y más inseguridad al moverte.
Algunos ejemplos comunes que pueden agravar el cuadro:
- Pasar mucho tiempo frente a pantallas (ordenador, móvil, televisor).
- Estar en centros comerciales, estaciones o eventos concurridos.
- Cambios bruscos de luz o ambientes con luces parpadeantes.
No se trata de evitar estos lugares para siempre, sino de aprender a modular la exposición y fortalecer la tolerancia poco a poco, siempre dentro del tratamiento.
2. Sedentarismo, hipervigilancia y autocontrol constante del cuerpo
Otro factor importante es el sedentarismo, que puede parecer una consecuencia del mareo pero también lo alimenta.
Al moverte menos por miedo a desequilibrarte, el sistema vestibular y el cerebro reciben menos información, lo que reduce la capacidad de adaptación. Esto hace que te sientas aún más inestable al intentar retomar ciertas actividades.
Además, muchas personas con mareo perceptual postural persistente desarrollan una especie de hipervigilancia corporal.
Estás tan pendiente de cómo colocas el cuerpo, de cómo das cada paso o de si vas a marearte, que eso genera tensión muscular y agota mentalmente.
Este autocontrol constante puede:
- Aumentar la rigidez postural.
- Generar dolores de cuello, espalda o mandíbula.
- Interferir en tareas simples, como hablar o concentrarte.
En consulta lo vemos a menudo: cuanto más intentas forzar el equilibrio, más vulnerable te sientes.
Por eso es tan importante combinar el tratamiento con movimiento guiado, pautas de exposición gradual y estrategias que reduzcan esa vigilancia excesiva.

Cómo adaptarte a vivir con mareo postural perceptual persistente mientras sigues el tratamiento
El mareo perceptual postural persistente no desaparece de un día para otro, pero mientras lo tratamos, puedes hacer pequeños cambios que alivian mucho tu día a día.
No se trata de limitarte, sino de aprender a convivir con la sensación de inestabilidad sin que te condicione en exceso.
Aquí quiero darte algunas pautas reales, que aplicamos en consulta y que marcan la diferencia en la evolución del tratamiento.

Pautas posturales y autocuidados útiles en casa y en el trabajo
Tu postura influye directamente en cómo percibes el equilibrio.
En el PPPD, es muy común adoptar posturas rígidas sin darte cuenta, como si tu cuerpo estuviera siempre “preparado” para evitar un mareo. Esto genera más tensión y fatiga.
Algunas recomendaciones que puedes aplicar desde ya:
- Cuando estés sentado, apoya bien los pies en el suelo y evita cruzar las piernas.
- Si trabajas delante de una pantalla, revisa la altura del monitor y evita inclinar la cabeza hacia delante.
- En casa, distribuye las tareas para que no tengas que estar mucho tiempo de pie sin moverte o en espacios muy sobreestimulantes.
Y algo clave: incorpora microdescansos de regulación postural.
Levántate, respira profundamente y haz un pequeño paseo aunque sea dentro de casa. No es solo para estirar el cuerpo, sino para recordarle a tu sistema nervioso que no hay peligro real.
El mareo perceptual postural persistente mejora cuando tu cuerpo deja de anticipar la inestabilidad como una amenaza.

Herramientas que te ayudan a gestionar mejor los episodios de vértigo postural
Hay momentos en los que el mareo perceptual postural persistente se intensifica.
Puede ser al entrar en un supermercado, al caminar por una calle con mucha gente o simplemente al cambiar de posición muy rápido.
Tener recursos para esos episodios hace que no entres en pánico y que recuperes el control antes.
Te comparto algunas herramientas útiles:
- Respiración diafragmática: ayuda a cortar el ciclo ansiedad-mareo. Practícala a diario, no solo cuando te mareas.
- Anclajes visuales: fija la mirada en un punto estable cuando sientas que todo se mueve. Evita seguir objetos o personas con la vista.
- Ejercicios de estabilidad en casa: levantar los talones o hacer equilibrio sobre una pierna durante unos segundos activa los receptores posturales.
- Aplicaciones con sonidos relajantes o entornos neutros: para los momentos en los que necesitas desconectar del ruido visual o auditivo.
Además, es importante que avises a tu entorno.
En el trabajo, por ejemplo, puedes pedir pequeñas adaptaciones sin tener que entrar en muchos detalles.
Un cambio de sitio, menos exposición a pantallas o pausas cortas pueden ayudarte a mantenerte funcional sin agotarte.
El papel de la atención especializada en la evolución del vértigo perceptual persistente
El mareo perceptual postural persistente no mejora con soluciones genéricas ni desaparece simplemente “dándole tiempo”.
Para tratarlo de verdad necesitas una evaluación precisa, un enfoque que entienda cómo funciona este trastorno y un seguimiento cercano.
La diferencia entre seguir conviviendo con la inestabilidad o empezar a recuperarte suele estar en cómo se aborda desde el principio.
Por qué una buena evaluación marca la diferencia en el mareo posicional
Lo primero es descartar otras causas de mareo crónico, pero una vez confirmado el diagnóstico de mareo perceptual postural persistente, la evaluación no se queda ahí.
Se trata de hacer pruebas, de escucharte y entender cómo impacta este síntoma en tu día a día.
Una buena exploración tiene en cuenta:
- Cómo reaccionas a los estímulos visuales, posturales y auditivos.
- Qué postura adoptas sin darte cuenta y cómo se comporta tu cuerpo cuando hay desequilibrio.
- Qué nivel de fatiga o ansiedad se asocia a esos episodios.
Desde ahí, diseñamos contigo una hoja de ruta realista. Porque no todo el mundo necesita lo mismo, y lo que a una persona le ayuda, a otra puede no servirle si no se adapta bien.
Qué puedes esperar de un tratamiento bien planteado en CIO Salud
En CIO Salud el tratamiento del mareo perceptual postural persistente se plantea como un proceso progresivo, pero muy concreto.
- Tienes un equipo que sabe cómo se manifiesta el PPPD y qué fases necesita cada paciente.
- Te acompañamos con fisioterapia vestibular específica, no general. Cada ejercicio está ajustado a cómo reacciona tu cuerpo, no a lo que dice un protocolo.
- Combinamos el trabajo físico con estrategias para modular la ansiedad, la hipervigilancia y ese exceso de control que, sin darte cuenta, has ido desarrollando.
- Evaluamos contigo cómo vas respondiendo, ajustando el plan si hace falta y resolviendo tus dudas sin tecnicismos.
El objetivo es claro: que recuperes seguridad, que tu cuerpo vuelva a responder con fluidez y que puedas moverte, trabajar o simplemente estar de pie sin sentir que todo requiere un esfuerzo extra.
El mareo perceptual postural persistente sí tiene salida. Y no se trata de esperar a que se pase, sino de acompañarte bien desde el primer día, con criterio, cercanía y un plan que funcione contigo, no contra ti.

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